Bogotá es una perla dentro del abanico de los andes, Bogotá es un humeante ajiaco servido en una pote de barro, Bogotá es también el cerro Monserrate con su iglesia que toca el cielo gris, azul y blanco.
ALBERTO
Lo encontramos en el parque Simón Bolívar preparándose para su próxima maratón. Alberto Angulo encontró el amor de su vida en una colombiana y en Bogotá el escenario para esta nueva carrera de fondo.
Mientras calienta el atleta de fines de semana nos cuenta que de lunes a viernes trabaja como analista de sistemas. Luego Alberto cambia su ropa deportiva para aventurarnos en una pista, no la de trote si no la que conduce al centro mismo de Bogotá.
Es domingo y han las arterias del corazón de la ciudad se han convertido en improvisadas ciclo vías. La gente anda por las aceras sorteando artistas callejeros, jóvenes practicando danzas urbanas y efusivas protestas en contra de los gobernantes de turno.
En Bogotá se rompe el silencio de los andes con el bullicio de la música, la efervescencia de la muchedumbre y los colores rojizos de sus casas que llegan hasta las mismas laderas de las montañas.
Esta es la ciudad que Alberto adora: el aire fresco de la altitud, el verde de sus colinas y la cultura de su gente.
JUAN CARLOS
Hay un lugar de Bogotá que es peregrinación de devotos, feligreses o agnósticos turistas. El Cerro Moserrate nos aguarda con la mejor vista panorámica de la ciudad, el ascenso a través de un funicular ya es una experiencia casi religiosa.
Juan Carlos Arenazas es nuestro guía turístico, este empresario peruano ha creado una compañía que envasa agua purificada. Juan Calos nos muestra la capilla en la cima del cerro, además de señalar cada icono de Bogotá: la torre Colpatria. La plaza Bolívar con su catedral y hasta los lagos que bordean la urbe.
Para Juan Carlos Colombia está en la vanguardia en la comunidad andina. Hace varios años se suspendieron las corridas de toros por considerarlas inhumanas, las parejas del mismo sexo pueden contraer matrimonio y hay un proceso de pacificación nacional.
Esta Colombia es muy diferente a la que Juan Carlos conoció hace más de 20 años atrás. Conforme los faroles del centro de Bogotá se van encendiendo otra ciudad emerge.
Juan Carlos nos lleva por la lúgubre Santa Fe en donde se la compra y venta de sexo son las transacciones regulares, en Chapinero una ciudad de arcoíris reafirma los derechos ganados por la comunidad gay y en la Zona ‘T”, el estrato uno o más alto de la sociedad hace gala de su esnobismo.
Juan Catos termina el tour con una advertencia que también es el slogan de la campaña en busca de limpiar a Colombia de la mala imagen de la violencia del narcotráfico y la guerrilla: “Si vienes a Colombia, el único riesgo es que te quieras quedar”
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